Imagen
Entrar en la década de los 30 años es sinónimo de plenitud y madurez personal. Desarrollo que va acompañado de los primeros signos de envejecimiento.
A partir de esta edad la regeneración cutánea se frena y precisa de una ayuda extra para restaurar la tersura de la piel y corregir las primeras arrugas.
Es momento por tanto de estimular la producción de colágeno y combatir el deterioro de las células para retrasar el temido envejecimiento. Se trata por tanto de rejuvenecer, y la medicina preventiva dispone de multitud de tratamientos que se convertirán en vuestros principales aliados para conseguirlo.
No hay que olvidar que cuando se cruza el umbral de los 30, en el cuerpo también hay un descenso automático del metabolismo.
Se experimenta una considerable pérdida de masa muscular y aparecen los primeros signos de flacidez en brazos, piernas y abdomen. Una alimentación adecuada y realizar ejercicio a diario es el primer paso para plantar cara a estos cambios corporales. Los tratamientos faciales, corporales y terapeúticos de última tecnología ayudan a controlarlos.