Salud
A partir de los 45 años, los cambios hormonales a consecuencia de la menopausia, la falta de ejercicio físico y malos hábitos de vida han provocado una aceleración en los signos de envejecimiento.
La piel empieza a perder la capacidad de hidratación, y a parte de beber mucha agua, es imprescindible utilizar un producto adecuado.
Aún así, no es suficiente para solucionar este y otros problemas que derivan en la pérdida de elasticidad y falta de producción de colágeno...
En esta etapa el proceso de envejecimiento de la piel es más drástico y los tratamientos médico-quirúrgicos tanto faciales como corporales ayudan a frenarlo y combatirlo de inmediato.
Los pacientes que no han cuidado su piel durante las etapas anteriores, deben ser más constantes y tendrán que realizarse tratamientos correctores más intensos.
Constancia que se traduce en belleza pero sobre todo en salud.
Con estos cuidados extra, los pacientes pueden llegar a los 50 años manteniendo el aspecto de 40 por dentro y por fuera.